lunes, 21 de septiembre de 2015

Insuficiencia Cardiaca


Aunque el reconocimiento de los casos típicos de insuficiencia cardiaca (IC) sea sencillo en la práctica clínica, es extremadamente complicado formular una definición que englobe satisfactoriamente todas sus facetas. Según las guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología1, la IC se puede definir como una anomalía de la estructura o la función cardiacas que hace que el corazón no pueda suministrar oxígeno a una frecuencia acorde con las necesidades de los tejidos metabolizantes pese a presiones normales de llenado (o solo a costa de presiones de llenado aumentadas). Por tanto, clínicamente se puede definir como un síndrome en el que los pacientes tienen síntomas y signos típicos de una anomalía de la estructura o de la función cardiacas.






Importancia y pronóstico

La importancia de la IC como problema sanitario de primera magnitud en las sociedades occidentales no viene determinada únicamente por las elevadas cifras de prevalencia e incidencia sino por su elevada morbimortalidad. Además, dado su curso crónico, con frecuentes las agudizaciones que a menudo requieren hospitalización, la IC es causa de un enorme consumo de recursos humanos, técnicos y económicos. 

La supervivencia media de los pacientes con grados avanzados de IC llega a ser menor que la de muchos tipos de cáncer. Sin embargo, las tasas de mortalidad son variables según los estudios que se consulten, lo que refleja, en parte, las diferencias en la gravedad de la enfermedad y en el tratamiento empleado. Los datos disponibles en la actualidad se refieren, fundamentalmente,
a los pacientes con IC con FE baja. Pero los escasos estudios disponibles apuntan a que los pacientes
con IC-FE conservada tienen mejor pronóstico que aquellos con IC-FE baja.



Clasificación
La definición antes comentada de IC es escasamente aplicable en la clínica, por lo que precisa la ayuda de una serie de términos descriptivos para acotar mejor el concepto y la situación clínica del paciente. Por ello, la IC puede clasificarse según la FE, según el curso clínico, según los síntomas o según la gravedad sintomática de la situación



Fisiopatología
La IC se desencadena por un estímulo inicial como puede ser una sobrecarga de presión o de volumen, una pérdida de miocitos o una disminución generalizada de la contractilidad. Como ejemplos de sobrecarga de presión podemos citar la hipertensión o la estenosis aórtica, de sobrecarga de volumen la insuficiencia mitral o aórtica, de la pérdida de miocitos el infarto agudo de miocardio y de la disminución generalizada de la contractilidad las miocardiopatías dilatadas.

Cuando existe una alteración de la contractilidad y/o una sobrecarga hemodinámica excesiva (presión o volumen), el corazón activa una serie de mecanismos de adaptación para mantener su función de bomba. Los más importantes son:

1. El mecanismo de Frank-Starling, en el que el aumento de la precarga ayuda a mantener la función cardiaca.


2. La activación de los sistemas neurohormonales.



3. El remodelado miocárdico con o sin dilatación de la cavidad, mediante el cual aumenta la masa de tejido contráctil.

Los dos primeros mecanismos de adaptación aparecen rápidamente y pueden mantener la función de bomba a niveles relativamente normales. La hipertrofia y el remodelado se desarrollan de forma más lenta, y tienen un papel fundamental en la adaptación a largo plazo a la sobrecarga hemodinámica.




No hay comentarios:

Publicar un comentario